jueves, 28 de octubre de 2010

La crisis económica empieza a pasar factura en el sueño de los españoles

Una cuarta parte de la población asegura que duerme peor que el año pasado · Los problemas laborales y el miedo al paro dificultan más el reposo que las preocupaciones familiares o la salud
La crisis parece que empieza a pasar factura a los españoles en el sueño, porque hasta una cuarta parte de la población de este país asegura que duerme peor que el año pasado.

Uno de cada cinco encuestados confiesa que lo que más dificulta su reposo son los problemas laborales y el miedo al paro, más aún que las preocupaciones de familia y salud, que habían estado por encima hasta ahora.

Así lo revela un sondeo realizado entre más de un millar de personas a lo largo de 2010 sobre hábitos de sueño, que presentó ayer el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito).

"Cualquier situación de crisis social causa mayor estrés para grandes grupos de población y no es aventurado decir que al menos el insomnio transitorio ha podido aumentar", asegura el doctor Antonio Vela, profesor de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid y responsable del Laboratorio del Sueño Humano.

El especialista precisó que un 30% de la población tiene al menos alguna de las manifestaciones propias del insomnio, aunque el considerado crónico se sitúa alrededor del 10%.

Irritabilidad, fatiga y falta de concentración son sus primeras consecuencias, aunque a la larga aumenta el riesgo de tener enfermedades más graves como la hipertensión, la diabetes y la depresión.

El cambio de hora que tendrá lugar la madrugada del próximo sábado al domingo puede provocar síntomas de "insomnio transitorio" por la alteración del reloj circadiano e incrementar las dificultades para dormir de las personas que ya tienen este problema, explicó el doctor Alberto Sacristán, especialista en Medicina Familiar.

"Aunque no tardamos en adaptarnos, la adecuación es más lenta en niños, ancianos y personas mayores a las que les cuesta dormir", comentó.

Los expertos apuestan por la siesta como una medida saludable, aunque no debe sobrepasar los 20 minutos, además de ser un factor que favorece la longevidad y que evitaría accidentes y errores laborales.

Un hecho que preocupa a los profesionales sanitarios es el denominado "jet lag social", que afecta especialmente a los adolescentes y jóvenes, porque trasnochan de miércoles a domingo al tiempo que abusan de sustancias tóxicas, lo que incidirá negativamente en su salud.

Vela destacó que la capacidad de cada individuo para hacer frente a la situación estresante determina la facilidad para dormir, aunque haya cierta influencia de factores genéticos, según una investigación que dirige en la Universidad Autónoma.

"Hay una tendencia a sufrir insomnio si los padres también suelen padecerlo. Creemos que podría haber una predisposición genética", apostilló.

Las características que presentan tanto los jóvenes como las personas en la mitad de la vida que aún no padecen insomnio, pero que tienen vulnerabilidad para sufrirlo en situaciones de estrés, son: facilidad para activarse, cavilar mucho y mucha actividad cognitiva antes de dormirse. El responsable del Laboratorio del Sueño subrayó que un elemento frecuente de los insomnes es la tendencia a "internalizar las emociones", a no expresarlas adecuadamente.

Sacristán recomendó la práctica de ejercicio físico y las plantas medicinales de dispensación farmacéutica que, a diferencia de los fármacos de síntesis o químicos para dormir, como hipnóticos o ansiolíticos, "no producen efectos secundarios, como la somnolencia diurna, que tantos accidentes causa durante el día".

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