miércoles, 13 de octubre de 2010

La dura tarea que acarrea ser famoso

Los expertos afirman que la popularidad y el éxito pesan a algunas estrellas, que no saben adaptarse a esta falta de normalidad y se ven tentadas por el alcohol y las drogas.

El declive de Mel Gibson, cuya carrera artística pende de un hilo tras las acusaciones de maltrato por parte de su ex pareja, recuerda otros casos de celebridades víctimas de su propia fama, incapaces de gestionar una exposición excesiva al ojo público.

Nadie dijo que el éxito fuera de digestión fácil. Recientemente nombres tan conocidos como los de Lindsay Lohan o Paris Hilton han acaparado titulares por reincidir en sus escarceos con el alcohol y las drogas.

Lohan, que saltó a la palestra con tan sólo 12 años en Tú a Londres y yo a California (1998) y se convirtió en icono adolescente gracias a Chicas malas (2004), ha dado con sus huesos en la cárcel dos veces en los últimos meses, mientras que Hilton, que tenía 20 años cuando empezó a hacerse un nombre como modelo, ya pasó 23 días tras los barrotes en junio de 2007.

Otros jóvenes como Heath Ledger o River Phoenix, y adultos como Michael Jackson o Marilyn Monroe, tuvieron menos suerte y fueron devorados por unos demonios interiores que propiciaron un fin apresurado. ¿Pero qué motivos llevan a los famosos a perder el control sobre sus vidas de esa manera?

La propia Hilton admitió al salir de la cárcel que la fama le generaba ansiedad, ataques de pánico y claustrofobia, además de un terrible miedo a la soledad. "A medida que la fama aumenta, también lo hace la soledad", explica Olga Gavilán, licenciada en Psicología, que cuenta con una experiencia en Los Ángeles (California) de más de diez años. "Aparentemente todo el mundo te quiere y busca estar contigo, pero la realidad es que uno ya no sabe si es por ti, por cómo eres o por el glamour y el dinero".

La realidad es que los famosos no pueden salir a la calle a tomar un café sin ser reconocidos. Y no todos consiguen sobrellevar de buen grado esa renuncia a la normalidad de la que goza la gran mayoría de la población. Algunos, incluso, pierden los estribos y explotan en una violencia inesperada. Gibson es un buen ejemplo de ello. Tras 28 años de sólido matrimonio y siete hijos con Robyn, ahora no da pie con bola. Pero su ex mujer asegura que "nunca" sufrió abuso "físico o de ningún tipo", a diferencia de lo que ha denunciado su ex novia, Oksana Grigorieva, con quien Gibson tuvo una hija en octubre de 2009.

Gibson ya avisó de lo que era capaz en 2006, cuando fue detenido con unos niveles de alcohol en la sangre del 0,12 por ciento y trató a una policía de modo soez, se declaró dueño de Malibú y dijo que los judíos tenían la culpa "de todas las guerras del mundo".

Otra celebridad que estuvo a punto de arruinar su vida pero que parece haber encauzado el rumbo es Britney Spears, que pasó de ser una inocente cantante adolescente que hacía gala de su virginidad a encerrarse en el cuarto de baño de su casa con su hijo pequeño, Jayden James, bajo los efectos de estupefacientes.

En el caso de los artistas más jóvenes, en especial aquellos que alcanzan el estrellato de forma repentina, se dan una serie de factores que explican estos comportamientos, según los expertos. Son personas que no han madurado de forma adecuada y se ven expuestas a situaciones que sólo un adulto podría manejar. "Son inseguridades propias de cualquier joven que se está desarrollando, pero que en su caso, se hacen públicas. Las drogas y el alcohol son un refugio para ellos", afirma esta psicóloga.

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