Somos el único país donde esta mierda ha aguantado doce ediciones... Al final habrá que prohibirla, como los toros
Las series han resucitado la televisión. Otros países como Estados Unidos producen Lost o Mad Men, y arrasan los shares a la vez que se convierten en vanguardia mundial del entretenimiento. Aquí, no. Aquí, hacemos la duodécima (que no doceava) edición del puto Gran Hermano. Claro que sí. ¿Quién dice que se ha agotado la fórmula? ¿Quién dice que ya hay bastantes holgazanes viviendo de esa nueva profesión que es «el veterano de Guadalix»?
Vayan ustedes a un directivo de Telecinco y explíquenle que los realities son «taaaan noventas». Probablemente ellos les harán una analogía con la cocaína: llevan años consumiéndola, y en vez de cansarse, les gusta más cada día.
Y ahí estamos otra vez. Con dos casas, galas semanales, tertulias y una fauna que, desde la primera edición, cuando esto aún parecía un «experimento sociológico» y dejamos entrar en la casa a algún no-quillaco, no ha hecho más que ir hacia abajo: un «reggaetonero», un cachitas pendenciero, varias pijales, uno de las Nuevas Generaciones del PP... Como para meterlos en el arca de Noé y luego volarla.
A vosotros, ¿qué os parece? ¿Esto ha durado demasiado? ¿Por qué somos el país que aguanta doce ediciones de este circo lamentable? ¿Por voluntad de los productores, o por omisión del espectador, o porque los holgazanes dominarán el país? Un, dos, tres, ¡rajen otra vez!
desde http://www.eljueves.es/
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