Abucheos en la Fiesta Nacional

LA reiteración no hace menos lamentables los incidentes que cada año ensombrecen el desfile militar con el que se celebra el día de la Fiesta Nacional. Cada 12 de octubre un numeroso grupo de ciudadanos acude al acto en Madrid para pitar y abuchear al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuya dimisión se pide a gritos. La escena se repitió ayer, quizás con más estruendo que en otras ocasiones, a pesar de que se había alejado a los asistentes de la tribuna de autoridades y de que la llegada del presidente ni siquiera fue anunciada por la megafonía. En cuanto se supo que Zapatero se acercaba a recibir a los Reyes, empezaron los gritos y abucheos, que no dejaron de escucharse ni siquiera durante el solemne momento del homenaje a los soldados caídos. Esta actitud, que ya parece haberse convertido en un ritual, supone una grave falta de respeto, no sólo a la figura del presidente del Gobierno de la nación, elegido en las urnas, sino también hacia el Rey y su familia, presentes en el acto, y a las propias Fuerzas Armadas, que dieron ejemplo ayer, como siempre, de disciplina y autocontrol. No cabe argumentar que Zapatero está indignando a muchos españoles por su inoperancia frente a la crisis y la debilidad de su Gobierno. Si así fuera, todos los ciudadanos disponen de los medios legales establecidos para manifestarlo, pero en los lugares adecuados y las circunstancias oportunas, no mediante una algarada que empaña la Fiesta Nacional. Tanto el Rey como su hijo, el Príncipe de Asturias, comentaban más tarde, durante la recepción, el malestar que a ellos mismos les provocan estas actitudes más cercanas al gamberrismo que a la protesta civilizada. Por lo demás, el desfile se desarrolló con normalidad, fue más austero en el despliegue de medios que en ediciones anteriores y registró la insólita "desaparición" del abanderado de Venezuela -se festejaba a las nueve naciones hispanoamericanas que obtuvieron su independencia de España hace doscientos años-, que se sintió indispuesto, según comunicó su Embajada una hora antes de la parada militar.